La pareja que tienes al lado la has escogido porque te gusta compartir con ella tu tiempo, tu vida, tu corazón, tu sentir, tu felicidad, pero también tu oscuridad, ya que todos tenemos días malos, y momentos de inconsciencia o de elegir el ego para que dirija nuestra visión de las cosas, en esos momentos no estaremos disfrutando de una verdadera paz, pero si estás en proceso de toma de conciencia y sabes como volver a tu paz interna, sabes que esos momentos de tortura que aun te das, son temporales, y cada vez son menos, ya que has elegido como voluntad profunda reconocer la paz que eres, ante todas las cosas, viendo que de vez en cuando se cuela el ego y trata de estropearte la jornada, siempre puede ser visto para volver a elegir de nuevo, elegir la luz que guie nuestro camino.
A veces soltar esa identificación con un pensamiento, o una emoción, te lleva un proceso un poco mas largo del que te gustaría, y puedes estar enganchado incluso varios días, pero si tu voluntad es soltarlo, y cada vez que viene sabes de donde viene, y sabes que dejará de gobernar tu vida, porque así lo eliges, así será. Incluso lo dejas marchar y luego vuelve al cabo de unas semanas o meses y vuelve a reclamar tu atención, para que te distraigas del camino, y lo ves venir, pero no te asusta porque sabes que es, solo un pensamiento, una idea, una absurda forma de ver la cosas, se distingue porque te deja sin paz, pero sabes que si dejas de reforzarla y prestarle atención, tarde o temprano se ira, porque tu mayor voluntad es disfrutar de la paz eterna.
En todo este proceso cuando compartes con una pareja y se cuela el ego, la pareja que te acompaña, si es una relación consciente y auténtica, será testigo de ese comportamiento, identificándolo como lo que es, y puede verlo con total inocencia, como una rabieta, una cabezonería, un anhelo que viene del vacío existencial, una fantasía, un miedo profundo, unos celos absurdos, o cualquiera de las miles formas de las que se disfraza el ego para hacer que te sientas mal.
Tu pareja, además de ver esa reacción que viene del ego, y verla con total inocencia, sin juzgarte, puede aprovechar la situación para ver lo que le produce a él en su sentir y si el propósito de la relación es aprender, sanar, reconocer el amor que somos, aprovechamos todas esas situaciones para deshacer la sombra oculta que esta presente y la vemos reflejada en el otro, puesto que si nos hace daño, es porque está despertando una herida profunda pendiente de sanar.
En una relación auténtica, el amor está presente tanto si hay un compartir de dulzura, diversión, placer, y disfrute, como si hay un compartir en una situación donde el ego se ha colado.
Cuando no queremos estar en una relación donde se cuela el ego, es porque no estamos dispuestos a amar en profundidad, el amor lo abraza todo, y si estas a gusto con una persona compartiendo todos los momentos de placer, disfrute, diversión, comprensión, porque no ibas a querer compartir también los momentos de vulnerabilidad, intranquilidad, ansiedad, amargura… si no los aceptas en la otra persona es porque tampoco los aceptas en ti mismo.
Claro que si en una relación lo que prima es esa identificación constante con los pensamientos que vienen del ego, y tu estado emocional es siempre de conflicto, pues es fácil que no tengas a una persona dispuesta a compartir contigo, o quizás si, tengas una persona al lado, donde hace el papel de verdugo y tu de victima, o de cuidador y enfermo…. y hayais establecido una relación de dependencia, ahí no habrá una relación de amor, sino que habrá miedo de perder esa relación aunque no te haga feliz, por miedo a quedarte solo. Son relaciones tóxicas o dependientes.
Las personas espiritualmente avanzadas, les es fácil estar con alguien con profundo amor incondicional, aun si están compartiendo con una persona que siempre está en conflicto, en la queja, o en el juicio, o en un estado de insatisfacción permanente, si amas de verdad a esa persona, ves su luz ante todas las cosas, incluso si tuviera una enfermedad que le impidiera valerse por si misma, estarías con esa persona si de verdad la amas. Porque sabes que ante todo detrás de esa máscara de amargura que te muestra en diferentes ocasiones, se esconde el reflejo de lo que verdaderamente somos, puro Amor, y cuando eso se expresa todo lo demás se deshace, desaparece, te das cuenta de que solo era una ilusión, un error, y lo que verdaderamente existe es y será por siempre el amor, y sólo cuando ponemos atención en esta mirada, podemos permanecer junto a la persona que queremos, y ya no la queremos solo porque disfrutamos con ella en distintos momentos, sino que la queremos porque sabemos que en esencia es lo mismo que tu. Y cuando quieres a una persona eliges estar con ella, y compartir con ella.
Si estas con una persona que solo ama tu luz, y no quiere compartir tu sombra, no te vas a sentir libre de expresar tu vulnerabilidad, tu rabia, tus miedos, y todo lo que surge cuando haces real este mundo dual en el que parecemos estar. Porque cuando asoma todo esto que aun esta por sanar, te va a rechazar, porque decide no compartir contigo, porque solo quiere compartir momentos de disfrute.
Cada persona tiene una baremo para poder equilibrar los momentos de disfrute y los momentos de “soportar” o “aceptar “ el estado del otro.
Si lo que prima es el conflicto, probablemente no te sea fácil encontrar una persona que quiera estar contigo desde un amor real. Tendría que ser una persona muy evolucionada espiritualmente.
Y si lo que prima es el disfrute, pero con solo un desliz, un momento de identificación con el ego, de insatisfacción cada 3 o 4 meses, es suficiente para que la persona que solo quiere compartir disfrute elija no continuar.
Tu eliges, con quien quieres compartir una relación auténtica, relaciones de disfrute las puedes compartir con muchísima gente, para salir a bailar, hacer el amor, de fiesta, de comida, pero una relación auténtica no es solo esos momentos de disfrute, sino también es estar abrazando tu sombra.
Laura Cárcel