Continuamente estamos relacionándonos con todo lo que tenemos alrededor, no estamos separados de nada, toda relación eres tu con todo lo que te rodea, igual que el árbol con la tierra, el agua que lo nutre, las hojas, las semillas, el aire, el sol, lo mismo eres tu con tus relaciones, personales, laborales, familiares…
Los demás son parte de ti, al relacionarte con ataque, juicio, exigencia, es a ti mismo a quien te lo estás haciendo, cuando te relacionas de esta manera inevitablemente te sientas mal, cuando separas al otro y lo ves como una amenaza, o con expectativas, o con desprecio… lo excluyes de tu corazón, como algo ajeno a ti que nada tiene que ver contigo, y esta percepción te lleva inevitablemente al conflicto, porque no estás expresando tu verdadera naturaleza: la Unidad.
Al olvidarte de tu esencia, es inevitable el sufrimiento, en mayor o menor medida, es la expresión del vacío, nos percibimos divididos, carentes, solitarios, ansiosos, con la sensación de que siempre falta algo, algo que nos complete, buscando siempre el amor fuera de nosotros mismos, en este engaño participamos todos y caemos una y otra vez, porque no queremos mirar a dentro.
Y así empezamos a buscar una pareja que nos complete, porque creemos que nos falta, y esa será la solución para llenar ese vacío, exigiéndole que nos ame como nosotros no nos amamos, que nos comprenda, que cumpla nuestras expectativas, que seamos únicos y especiales para él, que se preocupe por nosotros, desarrollando así una relación dirigida por el ego, mente que se cree separada, carente, una relación de apego, porque desde el ego no hay amor, es la gran confusión que tenemos, desde ahí solo hay expectativas, demandas, manipulación, victimismo, necesidades, ataques, juicios, sacrificios, resentimientos, incomprensión, miedo, celos, culpa… dudas… y es sencillamente porque ese amor no es real, eso no es amor.
Tenemos que tener claro que propósito queremos darle a nuestras relaciones, si de verdad queremos mirar a través de ellas, ya que es una oportunidad enorme de vernos, como en un espejo, a través de la proyección de nuestro inconsciente que siempre nos va a mostrar la idea de carencia, de soledad, aun en cosas pequeñas, sutiles, y si de verdad quieres mirar mas allá y descubrir el amor que se esconde detrás, descubrirás realmente quien Eres.
Con este cambio de mirada, encontramos el amor dentro, crecemos en amor, y de la otra manera perpetuamos la idea de que somos incompletos. Hay que tener mucha honestidad y responsabilidad para saber que es nuestra decisión y de nadie mas, decidir como queremos vivirnos en las relaciones, desde la Unidad que lo incluye todo, lo abraza todo como extensiones de nuestro corazón y lo lleva al amor, o desde la separación, que tarde o temprano generará apego y conflicto.
A través de tus relaciones se te van a mostrar tus mayores juicios, miedos, dudas y toda la culpa inconsciente, es una oportunidad lo que nos ofrece la relación porque te va a mostrar lo que por ti solo no puedes ver, y si lo sigues negando te mantendrá inconsciente y preso de ello.
Estás en una “Relación Despierta”, que es como la llamo, cuando le damos el propósito de sanar el inconsciente y aprender, el proceso de esta nueva mirada te libera, al poner conciencia y llevar a la luz del amor todo lo que estaba oculto, la devolvemos a su naturaleza original, pura inocencia. Experimentamos la Unidad, el Amor, pues solo de este modo puedes ser feliz.
Empieza con esta mirada amable, amorosa hacia ti, cuando estés en tus peores momentos, abatido, apático, culpable, reconociendo que mirarte con juicio no te ayudará, permítete sentirte en cada momento como estés con aceptación.
Practica mirar al otro, viéndole y aceptándole como es, no como te gustaría que fuera, sin exigirle que sea como tu quieres, dejándole libre de tus juicios sobre él. Sin esperar que cambie, sin esperar que haga cosas que das por hechas, y si te vienen estas expectativas, reconoce que tu sufrimiento viene por tus expectativas, no por el comportamiento del otro, mira con inocencia la falta de aceptación al otro, al momento, a ti mismo….
Cuando cambias tu forma de estar y de mirar en la relación, empiezas a sanar el inconsciente, dejas de depender de “otro” para estar bien, y ahora el poder está en ti, te sientes totalmente libre.
Laura Cárcel