Cuando dos personas se encuentran y deciden emprender juntas un camino, no es por una decisión personal, sino porque la vida misma así lo ha decidido, y el propósito lo pones tu, da comienzo una relación, teniendo en cuenta que nuestra existencia está marcada por la “relación” aquí todo está en relación con otra cosa u otra persona, es la experiencia de la dualidad, la relación con todo lo que me rodea, la relación conmigo mismo, la relación con la verdad, tomando conciencia de la relación que tengo con cada cosa que me rodea aprendo sobre mi verdadero estado mental, cada relación te muestra la relación que tienes contigo mismo, el objetivo real de la relación es deshacerse en la unidad, y perder el miedo a una entidad separada.
Solo mediante el reconocimiento de la plenitud interior podemos compartir ese estado de felicidad intemporal con otra persona, sin ese estado interior de profunda conexión con la paz y felicidad no podemos pretender que otra persona venga a alegrarnos la vida, con momentos, situaciones de alegría, que igual que vienen se van, porque no hay una base estable donde reconocernos en plenitud, y lo mismo que podemos tener estados de dicha esos estados se van y además culpabilizaremos a la pareja de que se hayan ido o transformado en sufrimiento, dolor o miedo, igual que nosotros tampoco podemos pretender “hacer feliz” a otra persona si en su mente guarda un arsenal de programas contra si mismo y contra el mundo que lo rodea.
La felicidad no depende de si tienes pareja o no, no hay formas concretas de ser feliz, la felicidad no tiene nada que ver con lo que hagamos, en nuestra vida sucederán muchas cosas y el estado de “felicidad intemporal” atraviesa y aprende de los sucesos, no depende de ellos.
La mente programada hace que vivas las relaciones de pareja para obtener algo: placer, cariño, compañía, comunicación, sexo, seguridad.. todo esto expresa un sentimiento de carencia, que surge de una carencia espiritual, de sentirse incompleto y al tratar de buscarlo fuera, y que me lo proporcione otra persona, estamos tapando el síntoma, tapando el vacío y el dolor, y de esta manera la pareja, nos llevará a expresar el conflicto interior aun mas latente.
En el proceso de “enamoramiento” percibimos al otro como si fuera amor perfecto, y nos produce una alegría sorprendente, y aunque esto por un tiempo nos haga olvidar nuestro vacío e insatisfacción interior, lo que llevamos en el subconsciente como patrón de dolor se manifestará de nuevo, y volveremos a sentir esa soledad pero ahora en pareja, que es aún mas frustrante.
Las relaciones dependientes se basan en cargar a la pareja de tu sensación de carencia y soledad, el camino de la felicidad comienza cuando te haces responsable de tu propio sentir. Observa si en tu relación de pareja escapas de comunicarte, culpabilizas a tu pareja de tu propio dolor, intentas controlarla o tener poder sobre ella, te deprimes como si ella fuera la causa de tu vacío, te victimizas ante sus rechazos…. Todo esto son patrones inconscientes que proyectas sobre la pareja y tienes la oportunidad de culpabilizarla o hacerte responsable de tu sentir.
Una relación sana hace que los dos personas crezcan en esa relación, se enriquezcan interiormente, se hagan conscientes de si mismos, de su realidad y de sus falsedades, en libertad y aceptación, el verdero propósito de una relación de pareja sirve para caminar hacia la unidad o el amor, la pareja es un medio, no un fin. La persona que viene a formar parte de tu vida es una oportunidad de enseñanza-aprendizaje a nivel interior perfecta para el estado mental de ambos, la otra persona te ofrece las oportunidades idóneas para tu despertar. Si desaprovechas esta oportunidad te verás envuelto en culpabilizaciones, juicios de victimas y verdugos, que es a donde te lleva la mente programada, pero tu puedes elegir el propósito de tus relaciones y elegir verlo como el mejor medio para tu crecimiento espiritual y siendo asi es una gran oportunidad para ayudarte en tu despertar, viendo a esta pareja como tu espejo sagrado.
Laura Cárcel