Estamos disfrutando de nuestro encuentro sexual, siento la energía sexual activando todo mi cuerpo, siento los movimientos pélvicos, la respiración agitada , la pasion que surge cuando nuestras bocas se unen, el contacto de tu piel con mi piel, las miradas se buscan, se encuentran se entrelazan , gemidos, caricias, inhalo tu respiración y siento que la energía me sobrecoge, los orgasmos vienen, adoro nuestros encuentros ….. pero falta algo …. nuestras personalidades no han desaparecido …. la magia y el verdadero placer de la sexualidad surge cuando nos disolvemos en el Amor, anhelo que nuestro encuentro sexual nos lleve a una desaparición total en la plenitud del Amor.
Más allá del placer que surge al frotar los cuerpos y compartir emociones, quiero ir más allá, quiero ser fiel al propósito de mi existencia y disfrutar de la sexualidad con el mismo propósito que dirige todas mis acciones, sentir la plenitud del Amor en cada acto, cada respiración, cada encuentro, sentir que es la fuerza del Amor (no dual), el que guía todas mis experiencias, mi vida entera, incluida la sexualidad.
En ese mismo momento, tomo conciencia y sigo experimentado ese delicioso encuentro, como un juego de goce y disfrute, abriéndome aún más a sentir plenamente la energía sexual, un escenario más para expandir la conciencia de Unidad y sentir la plenitud eterna.
Al sumergirme en la experiencia desde esta perspectiva no dual, observo como el encuentro entre nosotros pasa de ser una relación que surge entre un hombre y una mujer, a una relación que sucede entre la divinidad eterna que mora en nosotros, el Ser fuera del tiempo pasado o futuro.
Nos desidentificamos del personaje que creemos ser para sentir la esencia de lo que realmente Somos , el hombre se transforma en Shiva, la consciencia encarnada y la mujer se transforma en Shakti, la energía de la vida encarnada.
Surge la observación de mi personaje , el mundo de las formas , el tiempo pasado y futuro, mi historia personal , y todo absolutamente todo es percibido desde un lugar de discernimiento total, todo eso ahora es irrelevante, y poco a poco voy adentrándome en otro plano donde lo único importante es el eterno presente, el encuentro de la consciencia con la energía, de la Presencia y el Amor.
Respiro en la conciencia de lo divino conectando aún más con la sensibilidad de cada roce, cada caricia, cada aliento, cada sensación, me relajo cada vez más con cada respiración, dejando que mi cuerpo se ablande, se abra, se expanda, inhalo su respiración atravesando cualquier membrana de separación, sentimos la sutileza de nuestros movimientos como una danza en perfecta sincronía, hasta que nos olvidamos por completo de nosotros mismos.
Nuestras miradas traspasan lo físico y sentimos la unión de lo divino, más allá de su rostro, su cuerpo, siento la apertura constante y el flujo de energía vibrante que recorre mi cuerpo, una sensación desbordante imposible de expresar con palabras, oleadas de energía subiendo por mi columna y abriendo mi pecho, mi corazón, sintiendo que no soy un cuerpo, sino pura energía expresándose a través del cuerpo, llegan sin parar sensaciones de gratitud, de amor, de Unidad con todo, me dejo llevar disfrutando de todo lo que acontece sin necesidad de expresar, las palabras sobran.
Nada que hacer, nada que conseguir, se aflojan todas las tensiones y contracciones y entro cada vez más en una relajación y apertura, sin tratar de manipular o reconducir nada, observando la energía sexual, siendo un canal, un vehículo para la energía, permitiendo que nuestras energías se encuentren a su manera, pura energía aconteciendo en un campo de consciencia, recibiendo oleadas orgasmicas que vienen y van.
Laura Cárcel